¿Que qué me pasa?
¿Que qué me pasa?
Me pasa que soy de la generación sin casa,
la que ha tenido que volver al nido
como quien es obligada
a entrar de nuevo a útero
después de aprender a caminar.
Me pasa que no tolero más la abulia institucional
su mala gestión ante la especulación, su gusto por la corrupción
y la separación delirante entre la realidad del pueblo
y la clase política.
Me pasa que, sin ser valenciana, me duele Valencia
desecha de fango y podredumbre,
entre el caos, el silencio informartivo y la negligencia
que permitió el ahogo masivo y criminal
de personas, vidas y sueños.
Me pasa que sin ser gazatí me duele Gaza,
su larguísima agonía y su lamento desgarrado
mientras en el puerto de Algeciras
se reciben y envían las armas que ayudarán
a los genocidas a seguir aniquilando
las almas de los niños.
¿Que qué me pasa?
Me pasa que en el país con más poder del mundo
vuelven a elegir a un loco megalómano,
machista, homófobo y xenófobo,
mientras gente que tiene dos trabajos
vive en un coche o en la calle
porque el dinero vale más que la vida.
Me pasa que vivo en un país donde siete señores empresarios
implicados en una red de prostitución de niñas
son juzgados y no van a la cárcel
porque al parecer violar a una criatura cuesta entre 600 y 2.000 euros.
Me pasa que absolutamente todas las mujeres que conozco
hemos sufrido abuso de poder y violencia sexual,
que somos violadas por sistema, oprimidas desde la estructura
y revictimizadas en los juicios y en los interrogatorios.
Me pasa que hay países en los que no podemos enseñar la cara,
ni conducir, ni reunirnos, ni cantar canciones.
Y después de salir del shock entre lágrimas
de terror y de impotencia
por ver como la gente es abandonada a su suerte,
en el río de cieno, en las pateras,
en los amasijos de hierro y de basura,
entre las pollas asquerosas de los acomplejados,
después de no poder dejar de imaginar
cuerpos sangrantes y cientos cadáveres
hundiéndose en el río de cieno
hundiéndose en el mar
reventando en mil pedazos por las bombas,
me queda solo esta legítima rabia
que quiere brotarme como un fuego purificador.
¿Que qué me pasa?
Me pasa que a la que te despistas
cualquiera quiere clavarte su bandera,
ponerte su pin, vestirte de su color.
Y la libertad es un hastag,
un eslogan de una campaña de markerting,
y el pensamiento crítico,
una pecera mohosa forrada de espejos.
Me pasa que conmovida por la ola de solidaridad
del pueblo teniendo que salvar al pueblo
a corazón abierto, sin medidas ni organización previa
y porque no le queda otra,
con la boca llena de cortisol
asisto al dantesco y oportunista espectáculo
de los maquiavélicos frotándose las manos,
resurgiendo como una plaga,
metiendo sus sucias garras entre la buena voluntad
de miles de jóvenes que cargan agua,
conducen furgones, sacan barro a palazos
y abrazan el desconsuelo,
poniéndose sus medallas mientras por debajo de la mesa
crean el caos, siembran el miedo el odio y la violencia
para después justificarla.
Me pasa que no entiendo el mundo,
que duermo con un nudo en el estómago
y otro en la garganta
porque lo que más se necesita es lo que más se castiga:
la inocencia, la bondad,
la fragilidad de los pétalos de la amapola
y de las alas del colibrí,
la sonrisa del niño negro,
el canto de las mujeres con los rostros destapados,
¿Que qué me pasa?
Eso me pasa.
Rocío de Rolanda
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